EL ARTE COMO UN ESTADO DEL ALMA

Dijo Marc Chagall que el arte es sobre todo un estado del alma. No es insólito pensar también que tal vez la creatividad, la capacidad de simbolizar, la de construir elaborados sistemas de códigos, o la de desarrollar sofisticados canales de comunicacion es, sin lugar a dudas el conjunto de habilidades que distancia más claramente a los seres humanos de todas las demás especies.

Deambular por los diversos universos simbólicos creados a través de los siglos es un viaje apasionante. El arte es, en definitiva, un eslabón que nos une a culturas quizá muy distantes en el espacio y en el tiempo.

La historia del arte es, la historia de la belleza. Belleza que se expresa en el deseo del artista, en los ojos del observador y por sobre todo, en el lazo que conecta, la exquisita comunicación que se establece entre el creador y el espectador que disfruta de ella. La obra de un lejano artista, puede oportunamente, desatar en nuestro espíritu los más apasionados sentimientos, llevándonos a descubrir ese factor común que nos hace partícipes de un mismo destino, el de ser seres humanos.

Las artes son varias y ninguna de ellas escapa a este potencial deseo de expandir el alma hacia los otros. Pero mientras que el texto escrito y con él, la literatura, solo pueden ser disfrutados por una elite capaz de acceder a tales refinados sistemas de codificación, las artes visuales (así como también el espectáculo universal de la musica y la danza) son una ventana claramente más accesible, que supera las limitaciones de la lengua. El potencial de la imagen consiste precisamente en transmitir un mensaje prescindiendo de los artificios de la palabra.

Desde luego entonces, la comunicacion visual es ante todo, un disparador de los sentidos. Sin embargo, el intelecto es, un partícipe necesario para consumar el goce estético.